Bonampak, palabra maya, significa “muros pintados” o “muros teñidos”. Arropado por la Selva Lacandona, Bonampak es famoso por sus extraordinarios murales, donde se reproducen escenas de guerra, pago de tributos y captura de prisioneros para el sacrificio.
Poco conocida, esta ciudad maya data de hace 18 siglos y su época de esplendor ocurrió entre los años 600 y 800 después de nuestra era. Los primeros siglos estuvo bajo la hegemonía de Piedras Negras y después de Yaxchilán. El centro político, administrativo y ritual de la ciudad nunca fue demasiado grande, pero sí más extenso y disperso que el resto de las ciudades mayas de la cuenca del Usumacinta, debido a la alta capacidad de producción agrícola del valle donde se extendió, pues además de productos alimenticios básicos también se cultivaba cacao. La ciudad debió de estar organizada en diversos barrios dirigidos por miembros de la aristocracia local, quienes eran los encargados de recoger el tributo para el gobernante.
Bonampak tiene una plaza central rodeada por edificios religiosos, administrativos y habitacionales no muy altos. Una estela de la plaza, y otras ubicadas en las gradas de la Acrópolis, muestran su excelente labrado. Al sur de la Gran Plaza se levanta la Acrópolis, un basamento escalonado de gran volumen y 46 m de altura. Es el lugar donde se encuentran todos los edificios con bóveda maya de la ciudad, distribuidos en dos niveles, a los cuales se llega subiendo por amplias escalinatas. En el primer nivel se encuentran los tres primeros edificios, el de la derecha nos recuerda el magnífico Edificio 33 de Yaxchilán, pues su forma y dimensiones son muy parecidas. El denominado Edificio de las Pinturas consta de tres habitaciones cuyo interior maravilló a los pobladores lacandones que conocieron la ciudad cuando llevaba muchos siglos abandonada, y deslumbró a dos visitantes extranjeros que, un día de 1946, llegaron hasta ahí guiados por lacandones: las tres habitaciones estaban —y están— profusamente decoradas con pinturas murales, entre las mejor conservadas y reveladoras del México antiguo.




Acceso:
Para trasladarse por vía terrestres se utiliza la carretera federal 307 que inicia 10 km al sur de Palenque. Se avanza hasta el poblado de San Javier en el kilómetro 126, donde el camino se bifurca, la carretera principal se dirige a Pico de Oro y Frontera Corozal, en tanto que el otro ramal continúa por cuatro kilómetros bifurcándose de nuevo; así, el camino de la derecha lleva a la población lacandona de Lacanjá–Chansayab y el de la izquierda llamado “Crucero Bonampak” conduce por una terracería después de ocho kilómetros, a la zona arqueológica de Bonampak.



